El estrés hídrico es un problema que se ha visto aumentado desde hace unas décadas. Es importante que conozcas el impacto que tiene en el planeta y algunas formas para mitigarlo.
Las formas de desarrollo del último siglo han supuesto grandes avances industriales, tecnológicos y sociales en el mundo, pero también han impactado los recursos naturales.
El cambio climático es una realidad que está afectando al planeta, así como el consumo y disponibilidad del agua.
El consumo de agua ha crecido aceleradamente en los últimos 100 años, según estimaciones de la UNESCO el uso del agua aumenta a un ritmo anual de 1% y seguirá en aumento.
El uso de este recurso es vital en todas las actividades humanas, aun así, el tratamiento y la conservación del recurso hídrico es insuficiente en la actualidad.
¿Qué es el estrés hídrico?
El estrés hídrico es definido por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA):
“Cuando la demanda de agua es más importante que la cantidad disponible durante un periodo determinado o cuando su uso se ve restringido por su baja calidad.
El estrés hídrico provoca un deterioro de los recursos de agua dulce en términos de cantidad (acuíferos sobreexplotados, ríos secos, etc.) y de calidad (eutrofización, contaminación de la materia orgánica, intrusión salina, etc.).”
El estrés hídrico hace referencia a la sequía y a la desertificación de la tierra, a la falta de agua, y a su vez, al exceso de agua (inundaciones, crecidas de ríos, etc).
Este fenómeno impacta las regiones donde la disponibilidad del agua no suple las necesidades domesticas e industrial.
Alcance del estrés hídrico
El estrés impacta a todos los continentes y está comprometiendo la sostenibilidad y el desarrollo de la sociedad y la economía.
En la actualidad según datos, alrededor de 2.000 millones de personas viven en países que sobrellevan una considerable falta de agua.
El estrés hídrico se origina en la proporción de agua que extraen todos los sectores en relación con los recursos hídricos disponibles. mundialmente esta proporción es del 13%.
Aunque se menciona que la media mundial de estrés hídrico es del 13%, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura FAO estima que “32 países soportan un estrés hídrico de entre el 25% (valor mínimo a partir del que entra en juego la escasez) y el 70%, y 22 países superan este porcentaje y se consideran sometidos a un estrés grave”.
El alto consumo de agua particular o industrial es uno de los mayores agravantes del estrés hídrico, y que se agrava con la sobreexplotación de las fuentes hídricas, el crecimiento poblacional, los procesos de industrialización, urbanización y las economías emergentes.
Formas de mitigar el estrés hídrico
El impacto del estrés hídrico es alto, es nuestro deber como habitantes del planeta y seres dependientes del agua mitigar los efectos negativos ambientales a la vez que se aporta al desarrollo de una economía sostenible.
Una forma de aportar es planificando y gestionando responsablemente el uso del agua en nuestras casas y lugar de trabajo.
Ahorrar y tener buenas prácticas de consumo de agua es vital en la reducción del estrés hídrico, en la actualidad la demanda de agua sobrepasa la oferta disponible.
Hacer uso de fuentes de agua alternativas, como las aguas residuales, la escorrentía del agua de lluvia para actividades no relacionadas con el consumo, es una de las opciones.
La reutilización y el reciclaje seguro de agua residuales son otras de las formas que se deben aprovechar.
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